domingo, 7 de febrero de 2010

Los Kirchner SON CRUELES Y PARANOICOS

La diputada de Generación para un Encuentro Nacional (GEN) considera que los K no son progresistas, aunque abusen del tema de los derechos humanos, critica su brutalidad frente a quienes no los obedecen, como en el caso Redrado, y reivindica las diferencias que tienen entre sí las distintas fuerzas de la oposición. Por Magdalena Ruiz Guiñazú Nadie imaginó, a fin de 2009, que nos esperaba un verano tan políticamente agitado. El tema Fondo del Bicentenario y la situación del presidente del Banco Central, Martín Redrado, se convirtieron, como bien sabemos, en una agitada discusión. Finalmente, esta semana, se conoció el dictamen de la Comisión y, largo café mediante, lo comentamos extensamente con la diputada Margarita Stolbizer. —¿La desconcertó el voto de Cobos? —La verdad es que no y coincide con nosotros, que creemos que el dictamen debía contener un cuestionamiento crítico mucho más genérico que hablar solamente del decreto 2010. Nosotros, como bloque GEN hicimos un pedido a la comisión bilateral para que se ampliaran los motivos de investigación. Nuestra crítica al decreto de remoción de Redrado (DNU) se basaba en que la Presidenta pretendía la remoción de Redrado fundada en una causal (o intentando configurarla falsamente) de mala conducta por desobediencia a ese famoso DNU. Nosotros, entonces, planteamos que Redrado debía ser removido, pero no por desobediencia sino por complicidad. No nos olvidemos que Redrado ha sido una pieza funcional a este Gobierno durante todos estos años. Ha sido cómplice de la manipulación de las estadísticas del INDEC (fundamentalmente el IPC), no tener políticas antiinflacionarias, no haber cumplido en realidad con su función y agregamos, además, una cantidad de elementos muy útiles. No conozco en detalle el dictamen de los tres miembros de la comisión, pero sé (a través de la información periodística) que el de Cobos contiene esta ampliación en cuanto al cuestionamiento de otros episodios que involucran a Redrado y que tienen que ver con el uso discrecional de los recursos públicos. Como sabemos, ésta es una característica propia de los Kirchner. Y Redrado no escapaba a ella como presidente del Banco Central. El actuaba allí por delegación de atribuciones que le había conferido el directorio del Central y… la verdad es que terminó en un gasto desmedido, y en muchos sentidos, obsceno de los recursos públicos que estaban bajo su custodia. —O sea, diputada, que estos escrúpulos hacia el Fondo del Bicentenario serían una sutileza que no condice con el resto de la trayectoria de Redrado al frente del Central. —Exactamente. Nosotros sosteníamos que no se trata aquí de desobediencia porque la Carta Orgánica del Banco (que es ley) prohíbe en su artículo 3 de manera casi textual que “tiene prohibido recibir órdenes, instrucciones y ni siquiera indicaciones del Poder Ejecutivo”. Además tiene vedado el uso de las reservas con esa finalidad a través de un decreto como quería la Presidenta. También hay un detalle que no es menor: el Banco Central no tiene autonomía. Esta ha sido una de las discusiones de los últimos días. El Banco Central tiene una autarquía que representa una jerarquía mucho menor que le permite algunas cosas, pero no transitar por un camino distinto de la política financiera y monetaria que define el Congreso de la Nación. Este es todo un tema porque la Presidenta cree que Redrado tiene que obedecerle personalmente a ella cuando, en cambio, Redrado tiene como misión principal velar por la estabilidad de la moneda respetando políticas que tiene que definir el Congreso. Por eso la cuestión debía definirse allí. Nosotros, entonces no creemos que Redrado haya desobedecido la orden de crear el Fondo del Bicentenario. Creemos, en cambio, que hay otros motivos para removerlo. Por eso, si la información que recibimos del dictamen que formula Cobos contempla esta ampliación y este cuestionamiento, entonces nos satisface. —Hay versiones acerca de que Cobos leyó muy atentamente la versión taquigráfica del diálogo de Prat-Gay con Redrado y que esto decidió su voto. —Esto es así y por eso, también para nosotros, los fundamentos de Prat Gay son correctos. Además, Prat-Gay justamente había presentado, en el mes de diciembre, un pedido de informes con un clarísimo cuestionamiento a la conducción de Redrado en el Central. Y, a nuestro juicio, esto no condice con la determinación final de Prat-Gay de no recomendar la remoción. Para nosotros, la conducta de Redrado, la ineficacia en cuanto a las políticas que tenía a su cargo como presidente y el no cumplimiento de las misiones principales que la ley le establece son causas reales de remoción. No olvidemos, y esto es importante, que en los últimos días se ha hablado mucho acerca de que la Presidenta tenía o tiene atribuciones para remover al presidente del Banco Central siempre que cuente con ese dictamen previo. Y esto no es así: la Presidenta puede remover al titular del Central solamente si se configuran las causales que establece la ley, que son la mala conducta o el incumplimiento de los deberes de funcionario público, cosa que debería quedar configurada a través de una resolución judicial. A nuestro juicio, la mala conducta no quedó configurada con aquello que la Presidenta llama desobediencia. Sí, en cambio, queda configurada con las otras causales que figuran tanto en el análisis de Cobos como en el de Prat-Gay. —Usted mencionaba recién, diputada, la discrecionalidad que suelen tener los Kirchner considerando la cosa pública como propia. En esta semana caemos justo en momentos en los que el veredicto de la comisión pasa a segundo plano frente a los dos millones de dólares que compra el doctor Kirchner. —Estas son las cuestiones de fondo. Creo que han destruido al Estado en su papel frente a la economía, al Estado frente al control, al Estado como referente a los derechos de los ciudadanos. Han pasado a manejar los recursos públicos como si fueran parte de su propia billetera. Como si fueran los dueños del Estado y el Estado parte del botín del que pueden disponer discrecionalmente. Además, han demostrado, desde hace mucho tiempo, una voracidad notable. Lo que buscan hacer ahora con las reservas del Banco Central ya lo han hecho con otros fondos también. Nosotros venimos observando todo esto desde hace tiempo. —¿Usted se refiere a los fondos de la ANSES y de las AFJP? —Exactamente porque ahora no debemos olvidar que tenemos un antecedente que condena a los Kirchner y nos preocupa a nosotros. Me refiero a que todavía no sabemos adónde fueron a parar los fondos de Santa Cruz. Y ahora tampoco sabemos adonde van a ir a parar los fondos del Bicentenario. Esta es la razón por la cual nos preocupa mucho saber qué se va a hacer con esos 25 mil millones de pesos. No hay que olvidar que, en el caso de la ANSES, fueron cien mil millones. Son realmente muchos y sobre el uso de los recursos de la ANSES no hay prácticamente controles. Nosotros nunca hemos hecho una defensa de las AFJP a las que siempre hemos cuestionado seriamente. Pero las aseguradoras estaban obligadas a cumplir con una información, centavo a centavo, de lo que hacían con ese dinero. Nos gustara o no su forma de actuar, la información acerca de ese dinero era pública y que su manejo pasara ahora a manos de los Kirchner y sus funcionarios ha hecho que perdamos el control de dónde está esa plata, que constituye el ahorro y el esfuerzo de los jubilados. —Desde el punto de vista jurídico: de acuerdo al resultado de la Bicameral, ¿los votos de Cobos, Marconato y Prat-Gay hacen que la Presidenta pueda echar mano de esos fondos? —Son cuestiones distintas: con el dictamen de la Bicameral la Presidenta va a terminar teniendo la herramienta para remover a Redrado y esto, de alguna manera, le sirve para blanquear todas las irregularidades cometidas con anterioridad. En los últimos días el Gobierno ha cometido muchísimos errores y le diría que viene cometiéndolos desde hace ya bastante. Creo que, en realidad, las crisis que se han desatado a partir del 2008 y 2009 más el inicio de este año, son pura y exclusivamente responsabilidad de un gobierno que, además, siempre apuesta a la escalada de los conflictos. Genera conflictos internos que son inexplicable –la diputada enfatiza y subraya–: Realmente inexplicables. Todo esto se podría haber evitado tranquilamente. Además, este conflicto evidencia de alguna manera y condensa lo que yo vengo llamando los rasgos característicos de los Kirchner: por un lado lo que tiene clara relación con la brutalidad. Ellos son brutales, crueles y mezclan esto con su propia paranoia. Temen que, hasta sus propios funcionarios, los joroben. Por eso han hecho firmar todos los decretos a todos los ministros como diciendo: “Aquí hay un pacto de sangre. Y nadie se salva de esto”. Mire, son crueles y sanguinarios hacia el que se sale de la disciplina. Es lo que ocurrió claramente con Redrado. —Y con Alberto Fernández? —Por supuesto. Además, son brutales cuando ponen, por ejemplo, a la Policía en la puerta de la casa de la jueza Sarmiento. Cuando usan también a la Policía para frenar el ingreso de Redrado al edificio del Banco Central. Por supuesto que también tienen otra característica: me refiero a las contradicciones programáticas e ideológicas. Si por un lado, querían establecer una relación de confianza con los bonistas, con el mundo internacional, con los organismos de crédito, la verdad es que han hecho exactamente lo contrario de lo que hubiera generado confianza. Ellos han roto la credibilidad. Y esta es una cosa muy grave. Creemos que los Kirchner le han hecho mucho daño a la Argentina y una de las cuestiones que han provocado es el aislamiento internacional al que nos han condenado. Hoy, la Argentina no tiene crédito en ninguna parte y además no aprovecha las buenas oportunidades. Yo le diría que también hay una contradicción ideológica permanente. La Presidenta habla siempre de que hay que agregar valor a lo que producimos y su fortuna personal demuestra (y los dos millones de dólares van por ese camino) de qué manera han especulado financieramente para obtener ganancias. Esta es una demostración de avaricia y voracidad incomprensible en gente que posee la riqueza y el patrimonio que ellos tienen ¿no? Entonces, insisto en las contradicciones ideológicas y programáticas; en la brutalidad. Y hay otra cuestión que es la torpeza. Carecen de funcionarios capaces. En este momento, estamos pidiendo una interpelación al ministro de Economía Boudou porque alguien se tiene que hacer responsable de los conflictos inexplicables e injustificados hacia el interior del país. —¿Usted se refiere a la falta de fondos para las provincias “no amigas”? —A ésta y muchas otras cosas. El daño que se ha hecho a la Argentina con toda esta situación es muy grande. A mí nunca me preocupa que la Presidenta pierda imagen, pero me preocupa cuánto pagamos los argentinos por los errores de este Gobierno. Se hacen las cosas sin pensar. Algo muy torpe que me recuerda cada vez más al menemismo. La diferencia está en que Menem tenía, para el mal, a gente capaz. Estos tienen funcionarios que, además, son torpes. —¿Usted se refiere a la falta de respeto de las formas como, por ejemplo, hacer esperar 45 minutos al rey de España o tratar con malos modos a los funcionarios? —Sí, ellos consideran que las formas y las instituciones son un obstáculo. Piensan, por otro lado, en sí mismos como protagonistas de una gesta patriótica. Y cuando las instituciones son un obstáculo tratan de eliminarlo pasándole por encima e instalando la idea de que las leyes rigen para todos menos para ellos. Por ejemplo en el caso de la compra de los dos millones por parte del doctor Kirchner hablamos de la información reservada que posee el cónyuge presidencial y tenemos un extremo cuidado para no decir que, en realidad, la Presidenta tiene tanta o más responsabilidad que él. El enriquecimiento patrimonial beneficia un patrimonio común, conyugal y que es el patrimonio de la Presidenta de la Nación. Entonces creo que todos somos demasiado cuidadosos cuando, en realidad, son ellos que deberían serlo puesto que se involucra a la imagen presidencial. Yo creo que, de todas maneras, el aprovechamiento de una información privilegiada, como es aquella con la que han contado a partir de la compra de dólares, implica no solamente infringir límites éticos sino que es rayana con la posibilidad de un delito, como son los negocios incompatibles con la función pública. Creo que esto ameritaría tranquilamente la intervención de un fiscal que abriera una investigación! Y aquí hay otra cuestión que es gravísima: nosotros también estamos pidiendo información sobre los dos fiscales que debieron haber apelado el fallo del doctor Oyarbide acerca del enriquecimiento de los Kirchner. Además, el tema de los dos millones vuelve a exponer las mentiras que contenía aquella declaración jurada y los dictámenes de los peritos. Respecto al dictamen de los peritos debemos recordar que hay dos dictámenes: el de los peritos de la Corte, muy cuestionados y suspendidos en este momento por la propia Corte, que es el que toma Oyarbide en su fallo. Pero también recordemos que la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas implica la obligación para el fiscal Noailles de haber hecho una apelación tal vez más que el fiscal Taiano, que es el fiscal de la causa, porque en la FIA el cuerpo de auditores contadores produce un informe que es lapidario. Ese fiscal estaba obligado a haber apelado y no lo hizo. Entonces, yo diría quizás una ingenuidad: frente a lo que está ocurriendo debería ser un fiscal que interviniera y yo digo que no han intervenido ni siquiera cuando tenían la obligación de hacerlo! Y esto es evidente hoy con el grave problema que tenemos en el plano de la Justicia. Por supuesto, que todos miramos expectantes lo que pueda ocurrir con la Corte Suprema que cuenta con miembros muy respetables. Creo que hoy hay una gran preocupación en la Asociación de Magistrados que tambien cuenta con representantes muy respetados. Pero es importante que no exista detrás de estas situaciones una defensa corporativa. Creo que los que tienen que rendir cuentas de su gestión no deben contar con el amparo corporativo del resto de la Justicia. —También para el ciudadano común es muy chocante oír hablar del partido judicial. La Justicia no es un partido. Es una institución en la que se asienta el Estado de Derecho ¿no es cierto? —Sí, esto es gravísimo ya que resulta evidente que se utiliza el término partido para descalificar los fallos de los jueces. ¿Y por qué los descalifican? Porque les son adversos. Entonces, el tema es que esto sale a partir de los dos fallos de la jueza Sarmiento y de la Cámara Contenciosa Administrativa que son contrarios al Gobierno. Y son contrarios porque el Gobierno ha hecho un verdadero desastre. Menos mal que tenemos algunos jueces que mantienen su independencia, su sensatez, su criterio jurídico en defensa de las instituciones y las leyes. —La diputada Stolbizer se detiene, pensativa, y luego retoma. —Menos mal que los tenemos. Pero es evidente que lo que está buscando el Gobierno es descalificar al magistrado que es capaz todavía de marcar las cosas como corresponde. —También, en cuanto a comportamientos, llama la atención la permanente invocación presidencial a la debilidad femenina, cuando sabemos que la mujer puede poseer una gran fortaleza. Usted lo mencionó días atrás en un reportaje. —Bueno, la doctora Kirchner se ha escudado en esta cuestión diciendo “me atacan porque soy mujer”. Y esto es también el no reconocimiento de los propios errores. Las críticas que recibe la Presidente tienen que ver con sus propios errores en el Gobierno. Incluso dije, en ese mismo reportaje, que teníamos expectativas cuando la senadora Kirchner fue elegida Presidenta justamente por las cosas que podía hacer desde su condición de mujer y, tambien, por sus condiciones personales. Quizás ha sido la mayor desilusión que hemos tenido porque no solamente ha terminado siendo funcional a las peores cuestiones sino que es responsable directa. No la considero, como lo hacen otros, una víctima de su marido. Creo, en cambio, que tienen una sociedad perfecta. Son socios. Entonces a mí me da vergüenza de género la utilización, digamos el abuso, de la cuestión y de la condición femenina que trata de exhibir. Cosas que hacen a una actitud abusiva y despreciable cuando se utilizan los derechos humanos permanentemente en provecho propio. Y , en definitiva, esto trata de encubrir esas contradicciones ideológicas que tiene el Gobierno. Creo que el progresismo no puede ser abstracto y de discurso como el que se exhibe con el abuso del tema de los derechos humanos. Es progresista aquel que puede exhibir, en materia de ideas y conductas, un compromiso que hace a su forma de vida. Quien compró los dos millones de dólares y enriqueció su patrimonio en 27 millones de pesos en un año no puede entrar en el cartel de los progresistas por más abuso que haga del tema derechos humanos. —El año 2011 parece cada vez más cercano y usted ha dicho que no se ha disgustado con la doctora Carrió. ¿Cómo sería entonces, por ejemplo, la fusión de la oposición que aparece muy dividida ante la opinión pública? —Mire, la oposición no es un colectivo uniforme en el que todos podamos entrar como si todos pensáramos lo mismo. La oposición es diversa y, dentro de ella, hay sectores que podrían y deberían estar juntos y otros, en cambio, que deberían estar separados. A veces se crea la fantasía de que la oposición podría estar “toda” junta y yo le aclaro que no comparto esta idea. Cuando se plantea lo de las peleas o no, esto tiene más que ver con el Acuerdo civico-social que nosotros integramos. El Acuerdo quedó instalado en la última elección como la fuerza política con más chance de gobernar a la Argentina después del 2011. Por lo tanto, el Acuerdo debe hacer el esfuerzo, en primer término, de aprender de la experiencia por los errores cometidos. Nosotros venimos de experiencias frentistas. Fundamentalmente la Alianza y el Frente para la Victoria y no fueron buenas experiencias. Entonces, uno debería aprender de esto. En primer término aprender que en la conformación de una fuerza, de una coalición o un frente político, uno tiene que tratar de no absorber a los socios, de no debilitarlos y la verdad que esto de comerse unos a otros dentro de la misma fuerza es lo nos termina debilitando a todos. Entonces, lo primero que hay que hacer es reconocer al otro como una persona valiosa con la que uno puede compartir un proyecto de acción colectiva y, sobre todo, encarar una tarea que es central para todos los argentinos y que es reencauzar el rumbo de crecimiento estableciendo algunos acuerdos mínimos a través de un programa de Gobierno. La unidad de un frente o de una coalición política y electoral no puede ser una unidad basada en la uniformidad de pensamiento. Lo valioso es que podamos construir desde nuestras diversidades, pero sosteniendo la unidad en un programa de gobierno. Por eso, si se piensa en una coalición para gobernar a la Argentina de 2011, es fundamental tener una gran amplitud porque ése programa de gobierno es el que tiene que expresar a muchos sectores y que los que estamos en el sector denominado como centro-izquierda también tenemos que saber que, a veces, hay que hacer acuerdos tácticos con quienes no piensan exactamente igual que nosotros, pero con el fin de resolverle los problemas a la gente. Este debería ser el objetivo principal de cualquier coalición.

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