viernes, 9 de mayo de 2008

“Brizuela del Moral es uno de los estafados por el matrimonio Kirchner”

Margarita Stolbizer tiene definiciones claras para cada cosa. Es una dirigente política de trayectoria y peso en la política nacional. Radical de origen, constituyó un nuevo movimiento, el GEN y se alió con la Coalición Cívica de Elisa Carrió. ¿Usted está dentro del radicalismo en la provincia de Buenos Aires, o ya podemos hablar de que está por fuera del partido?- Lo primero que hay que aclarar es que el radicalismo no es un edificio con un portero, que pueda decir quién está adentro y quién está afuera. Nosotros seguimos desde un principio los valores del radicalismo, y cuando decidimos desobedecer la iniciativa partidaria, que nos llevaba a optar por votar a Kirchner o a Lavagna, con el tironeo que se dio en el radicalismo porque los que tenían mayor representatividad institucional impulsaron la Concertación y los que manejan la estructura partidaria llevaron como candidato a Lavagna, establecimos una posición de equidistancia crítica. Adherimos a la Coalición Cívica, porque representa los principios del radicalismo; el paraguas de la coalición es la defensa de las instituciones de la República, la búsqueda de la distribución con mayor equidad de la riqueza y la ética como parte de la actividad política, y esas son las banderas que sostuvimos como radicales. Conformamos en movimiento político, el GEN, Generación para un Encuentro Nacional, reivindicamos una política que debe ir en búsqueda de un encuentro, una colación con otras fuerzas políticas, que permita dar una disputa a quienes hoy están en el Gobierno, y con quienes tenemos una visión diferente de proyecto de país. Lo hacemos desde nuestra identidad de radicales y no hemos perdido nunca esa identidad, aún cuando algunos puedan pensar que por abandonar un edificio se la pueda perder. ¿Qué le decimos a los radicales del interior que simpatizan con usted, pero que temen dejar el partido?- Hay que atender las distintas realidades de los distintos lugares, el radicalismo no es lo mismo en todas partes. En la provincia de Buenos Aires, el radicalismo ha sido vaciado ideológica e institucionalmente, no hay reglas de funcionamiento, no hay mecanismos democráticos para tomar decisiones. Esto hoy impide que podamos pensar en formar parte de las discusiones internas del partido para tomar espacios de poder. Pero no en todos los lugares es de la misma manera. Cada uno tiene que respetar su realidad provincial y después tener una mirada un poco más adelante. La elección del año que viene es provincial, en la cual cada uno elegirá sus estrategias, pero hay que pensar necesariamente en el 2011. Yo imagino una situación casi bipartita, el sistema político no resiste más este exceso de personalismo y de partidos simplemente armados para promover una candidatura o beneficiarse con el reparto de dinero. Hay que trabajar pensando en un oficialismo reorganizado, con todo el PJ reordenado y algunos satélites K que queden dando vuelta; y en construir otra mitad que dispute el poder, donde imagino que van a estar junto el radicalismo, la Coalición, el Partido Socialista, todas las conformaciones progresistas, porque la salida de la crisis es con el legado de los sectores progresistas y de centro izquierda, es imposible pensar que el radicalismo solo pueda hacerlo. ¿Hay que dar lugar a una nueva dirigencia, dejando de lado a la vieja dirigencia?- Los que hoy están han conducido y han llevado al radicalismo a las estrategias más equivocadas. Si yo tuviera que identificar un punto, que a mi juicio es el inicio de la declinación del radicalismo como un partido relevante para la sociedad, es la firma del Pacto de Olivos, siempre dejando a salvo la intención patriótica que pudo haber tenido el doctor Alfonsín. Eso instaló en el radicalismo una cultura pactista, a la que han adherido todos los que manejaron el partido y tomaron decisiones equivocadas, como cuando nos hicieron llevar a Leopoldo Moreau en una interna fraudulenta como candidato del partido, y se volvieron a equivocar ahora, cuando nos dijeron que Roberto Lavagna era el mejor candidato para hacer oposición a Kirchner, desconociendo que era el ministro estrella, el arquitecto de la estructura fiscal y financiera del kichnerismo.Por eso, hay gente que tiene que dar un paso al costado, y hay que dar lugar a una nueva forma de hacer política, más transparente, más vinculada con la agenda social. El gran problema de los partidos en los últimos años es que se fueron transformando en maquinarias electorales puestas al servicio de la elite dirigencial, la gente percibe que quienes hacen política lo hacen para resolver sus intereses particulares. Si existe esta crisis representativa, hay que hacerse cargo, y la forma es que quienes fueron los responsables de conducir el sistema político en los últimos años tienen que dejar lugar a nuevos dirigentes, y sobre todo a una nueva forma de hacer política. El gobernador Brizuela del Moral es uno de los que acompañó a Cristina Kirchner y Julio Cobos. ¿A usted le parece que eso está bien?- Claro que no, porque nosotros tenemos un proyecto de país totalmente distinto al que sostiene el matrimonio Kirchner, pero creo que Brizuela del Moral, en Catamarca, es uno de los estafados por el matrimonio Kirchner, como muchos radicales son los estafados de Lavagna, que les terminó comunicando ahora que nunca había sido opositor, porque forma parte de un país clientelar, del dinero, del reparto, de la prebenda. Nosotros tenemos un modelo de sociedad y de país distintos.Ese modelo kirchnerista hoy termina explotando cuando se empieza a resquebrajar su propia base política y social, cuando queda tan expuesto con el conflicto del campo, que es inequitativo, que le falta transparencia, que es injusto, discrecional y arbitrario en el reparto de los recursos federales. No es posible que se pueda adherir a una concepción de país que habla de la distribución de la riqueza, y son ellos, en lo personal como matrimonio, uno de los que más han crecido en su fortuna personal.No queremos un país centralizado, sino un país federal, donde las provincias puedan tener la autonomía política. Hoy el Gobierno nacional recibe el 70 % de lo que se recauda y todas las provincias reciben menos del 30 %. El progresismo no puede ser una discusión teórica, sino que tiene que transformar la realidad en beneficio de los que menos tienen. ¿Usted cree que esos gobernadores K puedan formar parte de ese cambio?- Me preocupa mucho más que los gobernadores, que son los que tienen que poner la cara en su comunidad y gestionar a favor de la gente, que tengan la fortaleza para poder poner freno a esta situación, si después terminamos todos juntos en una misma construcción electoral mucho mejor. Creo que algunos gobernadores han demostrado actitudes dignas en los últimos días frente al conflicto del campo; demostraron que se paran con dignidad frente a la chequera y al reparto presidencial, y se ponen del lado de sus comunidades. Brizuela del Moral produjo impacto cuando dijo que se rompió con el Frente para la Victoria en Catamarca, y comenzó a reclamarle cosas a la Nación. - Brizuela del Moral, dentro de lo que son los denominados gobernadores K y también Binner (Santa Fe), un gobernador que tenía un acercamiento con el Gobierno, que nunca confrontó pero que en el conflicto se plantó; o gobernadores del mismo oficialismo como Das Neves y Squiaretti, se plantaron. Es claro que cuando hay un conflicto de intereses, el gobernador tiene que estar al lado de los que lo votaron. Y este fue un momento de inflexión, los que quedaron del lado del Gobierno y eso los convierte en rehenes. Más se va a respetar a Brizuela del Moral y a los gobernadores que se han plantado, que a aquellos que siguen tiendo una actitud vergonzante. En primera persona Margarita Stolbizer tiene definiciones claras para cada cosa. Es una dirigente política de trayectoria y peso en la política nacional. Radical de origen, constituyó un nuevo movimiento, el GEN y se alió con la Coalición Cívica de Elisa Carrió. Se presentó como candidata a gobernadora de la provincia de Buenos Aires, en octubre de 2007. Quedó en segundo lugar, relegando a candidatos históricos y desafiando a las estructuras partidarias. Quiere un país distinto, con "defensa de las instituciones de la República, una distribución con mayor equidad de la riqueza y la ética como parte de la actividad política". Dice que esos son los principios que levantó "siempre en el radicalismo", y que sostendrá "siempre", desde cualquier lugar.

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