Margarita Stolbizer define al progresismo

En una nota de opinión exclusiva la diputada nacional y máxima referente del GEN, una de las personalidades políticas de la Primera Sección Electoral define el espacio que integra. Stolbizer, dirigente vecina de Morón, responde a tres preguntas: Su definición de progresismo, si se siente parte de dicho espacio y cuáles son los desafíos próximos, y los de largo aliento, para que dicho sector ideológico adquiera mayor significación: “Según el profesor Olivera, el progresismo es contribuir con la sociedad, para que pueda avanzar hacia el destino que quiere para sí mismo. Esto le quita protagonismo a los autodenominados progresistas, para poner el eje de la definición en el protagonismo popular. Y eso es lo que nos diferencia de los discursiadores del progresismo que se ponen a sí mismos como los gestores de una épica que deja afuera al pueblo. El progresismo no puede estar desvinculado del progreso. Y entonces el avance de la sociedad no es simplemente hacia adelante, sin que ese destino se vincule con mayores condiciones de bienestar. Que la sociedad avance hacia el progreso, para tener un masivo acceso a la educación de calidad, al servicio universal de salud, a posibilidades de trabajo genuino e ingresos suficientes, y con altos niveles de seguridad (no solo frente al delito, sino frente a la vida. Seguridad para andar, para volver, para jubilarse, para poder tener un futuro), eso ya es una cuestión de gestión. El progresismo no puede ser solamente un discurso retórico ni abstracto, también debe ser capacidad de gestión, en la búsqueda de la igualdad no solamente social, sino también económica y de conocimiento. Si no se gestiona para el progreso social, se tergiversa y manipula el progresismo. Me considero parte del espacio progresista pero a veces me alarma que ese espacio es tan amplio y elástico que nos quita identidad porque todos se ponen en ese lugar. No hay nadie que diga que no lo es, hasta los más claros referentes de la derecha conservadora, dicen que son progresistas. Y por eso no hay que quedarse en las meras declaraciones voluntaristas, sino que hay que profundizar y dar mayor claridad a la construcción de un espacio comprometido con una agenda común. El principal desafío es construir consensos, acuerdos y voluntad de estar en un espacio político común. No es tan difícil acordar en los grandes títulos pero hay que poner mayor esfuerzo en la construcción. Eso no significa pensar igual en todo ni renunciar a identidades partidarias o alianzas electorales. En el corto plazo, hay que generar conciencia y compromiso sobre los principales problemas a resolver: la desigualdad y la pobreza como conflictos evitables. Definir una serie de acuerdos programáticos a ser sostenidos por todos, sin perjuicio de quien gana elecciones o como se reparten los espacios de poder. En el largo plazo, las estrategias deben apuntar a la educación, porque el acceso al conocimiento es la herramienta igualadora y de inclusión social. Los efectos de un mayor nivel de inclusión educativa son siempre objetivos de largo aliento, pero serán los más efectivos en el camino hacia una sociedad más justa.”