domingo, 16 de agosto de 2009

EL DIALOGO, Y DESPUÉS, QUÉ?

Nota de Opinión de la dirigente del GEN, Margarita Stolbizer, escrita especialmente para el Diario Diagonales. Es una buena consulta, una correcta forma de preguntarnos acerca de las verdaderas intenciones de la convocatoria al diálogo político por parte del Gobierno. Si bien los antecedentes condenan por igual al gobierno nacional y al provincial, por la falta de vocación que ha caracterizado ambas gestiones durante el tiempo precedente a la elección y derrota del 28 de junio; justo es reconocer que algunos síntomas hoy los distinguen. Y tampoco puede creerse que sean producto de la casualidad, ni de convicciones tan diferentes, sino más bien de las necesidades que en ambos casos, han llevado a la acción de los convocantes, y de la capacidad de reacción, vinculada, claro está, con la capacidad de cerrar heridas (reconocerlas primero) y avanzar hacia delante. Esta misma semana, compartiendo un panel de debate con Jesús Rodríguez y otros políticos, aquel expuso su teoría acerca de la Cronoterapia: los que intentan detener o alargar el presente, sabiendo que no tienen futuro. Bien podríamos aplicar en ese mismo esquema a quienes intentar prolongar su ubicación en el poder, o en el lugar en que están, sabiendo que el salto se les ha vuelto bastante difícil. Fueran las razones que fueran, lo cierto es que una convocatoria a la construcción de un ámbito de diálogo entre las fuerzas políticas que tienen a su cargo el sostenimiento del sistema democrático, siempre ha de ser bienvenida. En esa inteligencia es que hemos defendido nuestra participación en la mesa abierta por el Gobernador de la Provincia, ámbito jerarquizado con la participación de ministros y altos funcionarios por un lado, intendentes y legisladores de la principal fuerza de oposición por el otro. La amplitud de la agenda, orientada a la discusión de políticas de estado vinculadas con las áreas de prioridad social, facilitó un intercambio de opiniones y propuestas, cuyo resultado recién podrá valorarse de manera efectiva, una vez que el mecanismo no aparezca como un mero compromiso de ocasión (con fotografía incluida), sino como la muestra auténtica de la voluntad de discutir e implementar las políticas públicas que atiendan al interés común y al bienestar general. Sin duda, las prioridades de la agenda provincial tienen que ver con la pobreza, la desigualdad y la exclusión, los altos niveles de inseguridad y violencia, el incremento de la droga como consumo, tránsito y producción, el déficit de la infraestructura necesaria para mejores condiciones de vida, y la falta de un proyecto de desarrollo productivo que nos permita aprovechar nuestras ventajas para la generación de trabajo digno e ingresos suficientes, así como la mejora de la calidad en educación y salud, y un mayor compromiso ambiental. Pero hay dos temas que cruzan a todos los anteriores: a) la situación fiscal y financiera de la provincia, sin cuya resolución será imposible resolver las urgencias, crecer, incluir y cohesionar socialmente, estando aun más cerca del agravamiento de los conflictos que de su salida. En tal sentido, la mesa de diálogo con el gobernador, sirvió para solicitarle un sinceramiento de los números que condicionan hoy a la provincia, y reclamar por una mayor firmeza en el trato con el gobierno nacional, beneficiario de nuestras concesiones dinerarias. Y b) la reforma política, porque la Provincia debe analizar seriamente cómo recuperar una democracia representativa sobre la base de los principios de pluralidad, equidad y transparencia, para que todos los convocados a la mesa de la política vuelvan a ser depositarios de confianza y credibilidad. La descentralización y la autonomía, tanto política como financiera de los Municipios, para que quienes atienden diariamente las situaciones que plantean los vecinos, puedan resolverlas de manera rápida y eficaz, en uno de los caminos que hemos valorado en esta instancia de interacción con el gobierno provincial. Están, entonces, planteados los ejes centrales del Diálogo político en la provincia, que debería incluir a todos los partidos y también a organizaciones sociales, económicas, y académicas. El destino de este camino abierto está un poco en manos de la buena voluntad que todos seamos capaces de expresar. Pero sin duda, la responsabilidad fundamental radical en la verdadera vocación y capacidad del Gobierno local para mantener el ámbito y hacer de éste un canal efectivo que nos permita encontrar en cortos plazos, algunos resultados frente a los problemas que cada vecino afronta en su quehacer cotidiano. El diálogo no le resuelve los problemas a la gente. Pero sin diálogo será imposible encaminar una verdadera política de estado que transmita las certezas que la sociedad demanda para poder planificar su vida individual, familiar y comunitaria. Estos fines, atendiendo las prioridades fijadas, son razones suficientes para intentarlo.

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